La Carta Apostólica Dies domini, del papa Juan Pablo II, sobre la santificación del domingo o día del Señor, quiere recuperar el sentido pleno del domingo analizando todos los aspectos de esta Pascua semanal. El domingo recuerda el día de la resurrección de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte. Es la Pascua de la semana en donde se reúne la primera creación y la nueva, por eso es el día de la fe.
En consecuencia, se comprende por qué, incluso en medio de las dificultades de nuestro tiempo, el domingo cristiano debe ser salvaguardado y respetado por todo creyente. El día del Señor es la oportunidad para que la gracia de Dios, como un torrente, alegre los corazones de los tristes, cure las heridas de los afligidos, perdone a los pecadores, aliente a los desanimados, robustezca a los débiles y calme la ser y hambre de justicia de toda persona de buena voluntad.