María Goretti fue una jovencita que a corta edad empezó a destacar en la práctica de varias virtudes. Al morir su padre, su madre se vio en la necesidad de hacer frente a las duras tareas del campo y María se hizo cargo del cuidado y atención de sus hermanos más pequeños, convirtiéndose en una verdadera protectora para ellos y en un poderoso apoyo y consuelo para su madre.
La mató un joven vecino quien perdió el control de sí mismo y la empezó a acosar cada vez con mayor insistencia, pero al ver frustrado su propósito, debido a la fuerte resistencia de la mártir, la apuñaló mortalmente; pues María Goretti prefirió morir antes que ofender al Señor.
El pueblo, al conocer la heroicidad de María, empezó a verla como una santita. La autoridad eclesiástica respondió al sentir popular elevándola al honor de los altares y proponiéndola como modelo de la juventud.