Jesús fue a Nazaret, donde se había criado. Como era su costumbre hacer los sábados entró en la sinagoga, y luego se levantó para hacer la lectura. Le fue entregado el rollo del profeta Isaías, lo desdobló y encontró el pasaje donde estaba escrito: ´El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar el Evangelio a los pobres; me ha enviado papa anunciar la libertad a los cautivos y la recuperación de la vista a los ciegos; para liberar a los oprimidos; para proclamar el año favorable del Señor´. Luego envolvió el rollo, lo entregó al encargado y se fue a sentar. Los ojos de todos los presentes en la sinagoga estaban fijos en él. (Lc 4, 16-20).