Evangelio (Mc 6, 7-13)
Del santo Evangelio según san Marcos
A. Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce, los envió de dos en dos y les dio poder sobre los espíritus inmundos. Les mandó que no llevaran nada para el camino: ni pan, ni mochila, ni dinero en el cinto, sino únicamente un bastón, sandalias y una sola túnica.

Y les dijo: “Cuando entren en una casa, quédense en ella hasta que se vayan de ese lugar. Si en alguna parte no los reciben ni los escuchan, al abandonar ese lugar, sacúdanse el polvo de los pies, como una advertencia para ellos”.

Los discípulos se fueron a predicar la conversión. Expulsaban a los demonios, ungían con aceite a los enfermos y los curaban.

Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.

REFLEXIONA – LA PALABRA EN TU VIDA 

La Iglesia peregrina es por su misma naturaleza misionera: así se expresa el Concilio Vaticano II en el decreto “Ad gentes” (n. 2), uniéndose al hilo conductor de una tradición secular que puede muy bien vincularse a la célebre expresión de san Pablo «¡Ay de mí si no predico el Evangelio!» (1 Co 9, 16). Las lecturas bíblicas de este domingo confirman este tema resaltando sobre todo la raíz profunda, que se fundamenta en el misterio mismo de Dios.